De donde nacen las
Sesiones de luz.
Dejé de hacer psicoterapia porque sentía que la psicología en sí no daba los resultados que yo había experimentado como acompañada en otros tipos de terapia; así que dejé de resonar con ella y dejé de ofrecerlo.
Sin embargo, seguía recibiendo peticiones de personas que querían mis acompañamientos. Aunque en un principio me resistía, accedí a hacerlas con una única condición: hacerlas a mi propia forma.
Descubrí que mi propia forma consistía en abrir los Registros Akáshicos (el registro del alma) de la persona, y dejando que la sesión fluyera completamente con lo que la propia energía de la persona y su propia alma estuviera anhelando, utilizando siempre el inconsciente como puente al equilibrio con el ser y la sanación.
Entonces descubrí que las sesiones hechas a mi manera no solo eran mucho más efectivas que la psicoterapia en sí, es que eran completamente transformadoras para la persona en tan solo una o pocas sesiones.
Y no solo eso, me di cuenta que empecé a sentirme más yo que nunca en mis acompañamientos. Entendí que la clave no estaba en la herramienta en sí, sino en la magia de acompañar desde mi propia autenticidad.
Y así fue como nacieron las Sesiones de luz.